LOS COMIENZOS
Oreste Berta nació en Rafaela, una ciudad de la Provincia de Santa Fé en la República Argentina y desde pequeño manifestó su afinidad con la mecánica. Tanto es así que cuando era un colegial de 8 años y concurria a la escuela primaria, dentro de los bolsillos de su guardapolvos llevaba limas, destornilladores, cables, pinzas y cilindros de motos para preparar durante la clase de Geografia.
A los 15 años ya era un aventajado estudiante universitario y -2 decenas de meses más tarde- resuelve recibirse de Ingeniero Mecánico por su cuenta "porque estudiando por mis propios medios aprendia más que siguiendo el programa de los profesores".
Y la historia de este hombre tiene aún mil comienzos mas: Los invecibles motores "Cucciolo" que alistaba cuando todavía no había recibido la libreta de enrolamiento, aquella Ducati 175 cc que insospechadamente les hizo carrera a las mejores motos europeas de pura sangre y 250 cc, los cilindros que fundia junto a su esposa en el comedor de su casa cuando vivia en los Estados Unidos, los irrespetuosos Renault de 1965 en adelante que hasta le ganaban a los autos de TC, toda la serie de Torinos ganadores y campeones...
Pero eso no es todo. La epopeya del auto y del motor argentino que pasearían por el mundo comienza tambien en las centenares de horas que
Oreste Berta invirtió leyendo mas de mil volúmenes técnicos.
Sin contar como un extra genial las millones de experiencias prácticas que él mismo hizo en el torno, los kilometros de lineas trazadas por sus manos sobre el tablero de dibujo, las herramientas
que empuñó mientras se iba haciendo mago, el aceite que le baño el cuerpo en infinitas oportunidades y esa grandeza suya que no le impidió convertirse en el más humilde de los "manyagrasas"
cuando hubo que cambiarle el aceite a algún diferencial.
Oreste Berta en su "Fortaleza" de Alta Gracia, Córdoba, había realizado notables trabajos para el automovilismo argentino con los Renault Gordini; chasis de Fórmula 1 Nacional; Fórmula 2; los Torino y las Liebres de TC y SP; desarrollo de motores, frenos y diseño de cajas de velocidades hasta encarar su máxima aspiración: construir un chasis y motor V8 para la Fórmula 1 Internacional.
Así, con distintos comienzos, la trayectoria de este rafaelino genio del automovilismo argentino se proyectó sobre el futuro con ilimitadas posibilidades.
El Torino
Un sentido: performance. Una oportunidad de hacer: los reales valores de un excelente diseño, las bondades netas de una construcción sólida. Un destino: la competencia.
Para Berta, un motor es como una gran orquesta. Una sinfónica. La melodía no acepta ni las incongruencias, ni las disonancias. Tono. Afinación. Un solo instrumento desentona y el conjunto pierde valor. Del venturi al tubo de descarga de gases. Hilación. Continuidad. Un conjunto armónico de valores relativos constantes. Un gran paréntesis que encierra interrelacionados, carburador, bridas, uniones, múltiple, válvula. Reiteraciones del concepto para todos los momentos de los ciclos. Su intercomunicación. Imaginarios diapasones; a la excitación de uno, todos vibran en la misma longitud de onda. La teoría y la práctica. O, para usar las palabras de Berta, "la practicidad de la teoría".
Estamos en 1963.
Desde hace un año, Oreste Berta vive en Córdoba. Si bien depende de Casey Keith, su admiración encuentra destino en la persona de George Harver. Cuando Berta habla del recientemente fallecido
Gerente de Ingeniería de Industrias Kaiser Argentina, el brillo que pierde la voz lo ganan los ojos. Nos habla de ese carácter emprendedor, lleno de proyectos. Del "padre del
Torino".
Nos habla de su simpatía, de su don de gentes. De sus cualidades humanas, A través del recuerdo de George Harver, logramos descubrir otra faceta de la personalidad de Oreste Berta. Hay en ella destellos de sentimientos genuinos; las raíces de los afectos son hondas. Con facilidad atraviesan una capa, que a un ojo menos avisor puediera ser sospechosa de cierta superficialidad artificial, especie de barrera de contención que el espíritu levanta cuando se sabe poco inmune a la penetración de los valores humanos.
Con un gesto muy suyo, curiosa combinación de encogimiento de hombros al tiempo que desliza, hacia arriba, la mano derecha sobre la frente, Oreste Berta se aleja del recuerdo que lastima.
Otros nombres se agregan al solitario Federico Weiss, en esta nueva era de una historia corta, que parece larga. Depego, Garacía, Tannuré, Zanini, Scamuffo, y otros revolotean alrededor de una brillante concepción mecánica: el Renault Gordini 1093.
La historia ya es cercana.
"De aquí en adelante, ustedes lo saben mejor que yo. Los muchachos para quienes he preparado los Renault han andado bien, con distinta fortuna, pero bien".
"A mi, a veces, se me confunden las carreras y las fechas. He trabajado mucho, pero también he tenido apoyo y suerte. ¿No es acaso suerte haber dado con Eduardo Copello? Como amigo, como volante, Eduardo es excepcional. El equipo que hicieron con Carlitos Ruesch fue extraordinario".
"Los resultados, más que halagadores para cualquiera. Pero... miren, esto es importante. No hay preparador que pueda hacer rendir un motor, ni piloto que pueda llevarlo a la victoria si el medio mecánico, tanto en forma conceptual como materialmente, no es idóneo para la tarea. Dicen que los Gordini eran sensacionales. Puede ser, sí, pero porque intrínsecamente tenían las posibilidades de desarrollo. Nosotros sólo las llevamos a la práctica. Estaban, potencialmente en el auto."
El Ratón Escandaloso
- Contanos algo del 1.000 cc. del TC...
- Ah... ¡Esa fue una idea salvaje!
- ¿De quién?
- Mía... Lo de salvaje es sólo una expresión. El auto fue perfectamente realizable y un estupendo medio competitivo para guerrear con los TC tradicionales, en los escenarios que , para ellos, eran no tradicionales. Lástima que no supieran comprender y estipularan un peso mínimo, dejándonos fuera de competencia. El enfoque fue sencillo. Si lográbamos meter dentro de los 1.000 cc. del Renault más de 90 HP, cosa de la estaba seguro, y lo hacíamos estrictamente funcional, explotando toda la gama de posibilidades, el auto iba a acelerar más que los TC, frenaría más rápido que ellos, doblaría sensiblemente más ligero y, en resumen, en el confrontamiento de velocidades medias, su marca sería superior, aunque la velocidad tope fuera sensiblemente inferior a la de los TC.
- ¿Qué velocidad tope tenía?
Era algo superior a los 190 km/h en el momento que fuimos a competir. Ahora tiene más. Alguna reforma a la carrocería, entre ellas la trompa de plástico, y unos caballitos que se han agregado hacen la diferencia. Lástima tenerlo parado al ratoncito... Ustedes en AUTOMUNDO lo bautizaron el ratón ¿No?
- Sí. El ratón escandaloso.
Teníamos que llegar al TC...
... y la particular magia de la categoría llegó pronto.
Oreste Berta se muestra entusiasmado por las posibilidades que brinda, por el ambiente en que se desenvuelve, por el espíritu que transmite.
Cuando habla de sus Torino lo hace como si formaran parte sensible de un grupo, de una idea, de una familia.
"Cuando digo mis autos, no me lo tomen textual. En IKA todos decimos nuestros autos y los sentimos así. ¿Se acuerdan de la conscripción? ¿Del espíritu de cuerpo? Es algo parecido. Pero les reitero... Nadie puede hacer milagros con bases falsas. Los autos andan bien porque básicamente son excelentes automóviles. Tanto, que el proceso de preparación para TC es mucho menor de lo que la gente cree. A mí, además, no me creen. Ni cuando me preguntan la potencia y les digo la verdad."
- ¿Cuánto, Oreste?
- No es misterio. 270 HP cómodos y seguros... Ni me creen, tampoco, cuando les digo que usamos cojinetes y bielas estándar, ni cuando hago un corto resumen de la preparación que reciben...
- ¿A cuánto se puede llegar?
- A más. ¿Cuánto? No lo sé. Habrá que experimentar. Pero sí puedo asegurar que el motor, en realidad, está en etapa de desarrollo.
- ¿Contento?
-¿Cómo no estarlo? Por IKA, por quiénes han creado el proyecto, por quiénes han creído en él y lo han apoyado, por los excelentes pilotos que dispone el equipo; por el gran grupo de mecánicos que aportan todo cuanto tienen, sin reticencias, sin regateos. ¡Claro que estoy contento!
Oreste Berta se levanta y pasea por la habitación. Mientras seguimos intercambiando opiniones, cerca de la biblioteca, acaricia con la punta de los dedos el lomo de los libros que en parte se alinean, en parte se apilan. Allí se han dado cita Giacossa, Ricardo, Smith, Lockwood, Draper, Morrison, Campbell, Lamb, Irving, Kastner y tantos otros, que se nos escapan de la memoria.
La hora. La hora tirana. La noche ya es vieja.
-Berta... ¿Cuál fue su oportunidad?
-Conocerlo a mister Mc Cloud.
-¿Su ambición?
-Hacer. Crear. Avanzar en mi profesión y en la vida.
-¿Cómo se autodefiniría?
-Con un contrasentido. Como un lírico-práctico.
-¿Y a su trabajo?
-¿Para mí? Como una necesidad.
-¿Tiene miedo?
-Siempre.
-¿Pierde la fe?
-Nunca.
El reloj de pared pareciera haber aumentado el volumen de su tic-tac.
El minutero avanza. La hora. La hora tirana.
-¿Qué espera del futuro?
-Mi futuro es parte del futuro del país. Pude haberme ido. La tentación, no lo niego, fue grande. Europa me ofrecía un campo nuevo. Para mí, virgen, lleno de posibilidades, de puertas para abrir. Decidí quedarme. Tengo fe en el futuro, porque tengo fe en la empresa en la que trabajo, porque tengo fe en el país.
-¿Que le recomendaría a un principiante en su profesión?
-Que no cese nunca de aprender. Que sepa escuchar. El que habla repite lo que sabe y, mientras habla, no aprende nada. Que no tome por axioma la idea ajena, pero tampoco por "sagrada" la propia.
-¿Y a un piloto?
-Que tenga equilibrio. Así ganará carreras -al menos llegará- y no romperá autos.
-¿Cuál es la mejor cualidad de Eduardo Copello?
-¿Para mí? Como preparador le encuentro una que es ideal. Sabe traducir al preparador todas las reacciones del automóvil. Sabe decirlo. Sabe contarlo. Para él mismo, el equilibrio. Puede andar al límite, seguir, sin perder la concentración y sin romper el auto. Además -ríe- gana carreras.
Liliana, la joven esposa, la madre de los tres retoños pone orden en la sala. Desaparecen las copas, las tazas de café, los repletos ceniceros. El nuevo día avanza. Cuando tras él avancen otros, con la misma inexorable marcha con que expiran los últimos minutos de nuestra estadía en Alta Gracia, se acercará -también al mismo ritmo- un nuevo año. Será 1968. En él, Oreste Berta cumplirá 30 años.
El TC 2000 y la era de la Fuego
En 1984, Renault Argentina decide ingresar al automovilismo nacional, luego de formar parte de Industrias Káiser Argentina. Para ello, alista en su equipo oficial, dos unidades Renault 18 y convoca nuevamente a Oreste Berta para la preparación de los motores. Los resultados obtenidos por Berta en el equipo IKA de Turismo Carretera, hacían que las relaciones con la marca sucesora sigan intactas, por lo que esta vuelta significó una pequeña revancha por parte del motorista.
En 1985, Renault hace debutar a su coche más prestigioso en competencias nacionales: La Coupé Fuego. La preparación contó con la magia de Oreste Berta, además de hacer estallar el libro de pases con su flamante incorporación: Juan María Traverso. Luego de varios años defendiendo a Ford, Traverso volvió a sus orígenes para competir con los nuevos autos de Berta. El debut fue bastante auspicioso para la marca.
En 1986 y luego de un dominio abrumador por parte de las huestes del rombo, Juan María Traverso logra alzarse con el título de campeón argentino de TC 2000, dando inicio a su incansable manera de levantar trofeos.
La alianza entre Berta y Renault duró hasta 1996. Durante ese período, el motorista le dio a la marca un gran número de récords, como ser:
- La escuadra con más títulos obtenidos de manera consecutiva: Berta Sport 6 desde 1988 hasta 1993
- El motorista con más títulos obtenidos de manera consecutiva: Oreste Berta con 6 títulos.
- El piloto con más títulos obtenidos de manera consecutiva:Juan María Traverso con 4 títulos.
Otras marcas como ser "La marca con mayor número de títulos obtenidos de manera consecutiva", "El modelo con mayor número de títulos de manera consecutiva" o "El modelo con mayor número de títulos", están compartidas con un equipo particular que obtuvo el título en 1987 con Silvio Oltra. Durante ese período, Berta obtuvo los campeonatos de 1986, 1988, 1989 (conMiguel Ángel Guerra), 1990, 1991, 1992 y 1993 y los subcampeonatos de 1987, 1988 y 1989.
Sin lugar a dudas, la presencia de Berta en Renault, significó una era muy prodigiosa para esta marca. En 1995, Renault puso en pista al Renault 19, en reemplazo de la Fuego, obteniendo el subcampeonato de ese año. Pero la situación ya no era la misma, por lo que la alianza se terminó disolviendo en 1996.
Hoy en día, Oreste Berta vive en la localidad cordobesa de Alta Gracia, está casado y tiene 3 hijos, de los cuales el mayor y el menor (Brian y Oreste), colaboran con el en la preparación de coches de carreras. También, es presidente de su propia empresa constructora de motores.
Actualmente, dirige el proyecto de motorización de las categorías Top Race (V6 y Junior), TC 2000 y Fórmula 3 Sudamericana, y presta su apoyo en el equipo oficial Ford de TC 2000, donde a partír del año 2009, trabaja en conjunto con la estructura HAZ Racing Team.
EXTRACTO:
http://www.porsche917.com.ar/bertalr/berta_00_constr.htm
y de http://es.wikipedia.org/wiki/Oreste_Berta
Varios imágenes
Adrián Costales